Si no escuchas esto, entonces
no oyes nada.
Por Samuel Santiesteban
Oír y escuchar no es lo mismo
Oír significa percibir con el sentido del oído las palabras que se hablan. Cuando oyes solo puedes notar una serie de sonidos y este proceso solo lo hacemos haciendo uso de nuestro sistema auditivo.
Escuchar involucra comprender, notar el tono de voz y darnos cuenta del estado anímico del que nos habla. Cuando escuchamos mantenemos los sentidos enfocados, entonces la mente trata de alejarse de distracciones y de ruidos que puedan distorsionar lo que oímos.
Cuando escuchamos estamos poniendo atención, pensando y razonando. Escuchar significa que estamos tratando de entender de manera clara quién nos habla y qué mensaje quiere trasmitirnos.
La meditación con el Señor
No podemos escuchar la voz de la Gracia de Dios en medio de los altos niveles de ruido que son comunes en las sociedades modernas, en las cuales vivimos hoy.
A veces necesitamos retirarnos a lugares tranquilos y apartados, o bien estar situados en una habitación a solas con Dios. Las horas altas de la noche o bien de la madrugada, a veces pueden ser, horarios muy buenos para compartir con el Señor.
Así describen la vida de Cristo varias citas de los evangelios. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. (Lucas 5:16).
Si has llegado a ser alcanzado por esa gracia indescriptible de Dios que te abraza, te ama y que quiere contigo salir a pasear, entonces debes haber escuchado el susurro apacible y tierno de la Gracia de Dios.
Quiero dejar claro a mis amigos lectores, que conozco acerca de todas las críticas a las que se ha sometido el canta - autor Jesús Adrián Romero; pero vuelvo a reiterar que muchas de sus composiciones han tocado las fibras de mi corazón.
Todos los siervos de Dios tenemos luchas y problemas, mas esto no significa que no amemos al Salvador con todas las fuerzas de nuestro corazón y que de una manera inexplicable Dios pueda usarnos para la edificación de otros.
Solo quiero que medites conmigo en esta alabanza y espero que el susurro de Su Gracia lo hayas podido sentir alguna vez en tu vida.
Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé,
y Él me escuchará.
Salmo 77:1
Escucha el susurro apacible de la gracia de Dios.
Recuerdo un himno tradicional cristiano
que dice:
Puedo oír tu voz llamando,
Con acentos cariñosos;
Puedo oír tu llamamiento,
Trae tu cruz y ven en pos de mí.