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La alabanza

y la adoración 

a la luz de las

Sagradas Escrituras 

Por Samuel Santiesteban
Lávame en Tu Sangre Salvador

No puedo negar que mi formación cristiana estuvo muy cargada de los himnos cristianos tradicionales. Recuerdo que cuando comenzaba mi adolescencia comenzaron a introducirse los primeros coros y alabanzas modernas en las Iglesias evangélicas.

Sinceramente no creo que la alabanza y la adoración a Dios está basada en estrictas formas y maneras establecidas. Creo en un Dios que nunca se complace con estructuras y formas de liturgias rígidas, y menos aún creadas por nosotros, sus criaturas.

Estos versículos siguientes pueden darnos una idea de cuántas formas e instrumentos pueden ser usados para glorificar y alabar a Dios.

Alabad a Dios en su santuario; alabadle en la magnificencia de su firmamento. Alabadle por sus proezas; alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.

 

Alabadle a son de bocina; alabadle con salterio y arpa.

Alabadle con pandero y danza; alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe a Jehová. ¡Aleluya!

(Salmo 150).

Es cierto también que la adoración contemporánea que lleva baterías, guitarras,  pianos electrónicos, tambores, etc., han estado minando con gran popularidad todos nuestros templos evangélicos.

 

Sin oponerme a este nuevo despertar de la alabanza y de la adoración de la juventud cristiana del siglo XXI, también es triste pensar que están desapareciendo del repertorio de nuestras iglesias casi todos los himnos tradicionales. Y no acabo de entender por qué no se pudieran cantar con toda esta serie de instrumentos modernos que tenemos hoy en día.

¿Puede compararse una canción de hoy con la belleza teológica que emana de un himno antiguo?

Hay que reconocer que puede haber tanta riqueza espiritual en uno como en el otro. En este Portal Cristiano usted puede encontrar muchas composiciones de la adoración contemporánea y también podrá hallar a muchos himnos tradicionales. Todo estriba en el contenido bíblico de la composición.

Es que toda canción, todo coro, o todo himno cristiano  debe ser analizado a la luz de las Sagradas Escrituras. Tanto la adoración contemporánea como la tradicional deben corresponderse con una teología sana del Evangelio de Cristo, para así poder reconciliar en nuestras mentes y corazones este versículo bíblico que siempre me ha gustado.

Porque Dios es el Rey de toda la tierra; cantad con inteligencia. (Salmo 47:7).

No puedo dejar de señalar que muchas de las composiciones modernas tienen ausentes a palabras muy claves, tales como: cruz, sangre, salvación, redención, pecado, culpa, mundo, pecador, perdón, dolor, llanto,  desamparo, tristeza, falta de fe, gracia, amor de Dios, infierno, etc.

¡A propósito! muchas iglesias de hoy han tenido que afrontar un conflicto generacional pues mientras emerge una juventud  que reclama y se goza en la adoración contemporánea por otro lado hay otro grupo de congregados que se quedan tristes al no poder cantar los himnos tradicionales.

Mi oración es que esta serie de himnos de mi infancia y el legado teológico que en mí dejaron pueda servir a otros para descubrir en ellos el sano evangelio de Jesucristo y las doctrinas de Su Gracia.

Que Dios les bendiga, y que el Espíritu Santo de luz a nuestras mentes y a nuestros corazones sobre la manera correcta y prudente de elevar nuestra adoración y alabanza en nuestras iglesias, de hoy. Amén.

En la cruz do primero vi la luz
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