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Amor de Dios

y amor de madre

Por Samuel Santiesteban

Apuntes de una reflexión

Quizás haya escuchado alguna vez esto: "El amor más parecido al de Dios puede ser solamente el de una madre".

 

Es una frase frecuente en nuestras reuniones familiares, incluso en algunas iglesias y ministerios cristianos. Son esas madres tiernas, entregadas, que se comprometen para ofrecer lo mejor a sus hijos, llevando por toda su vida un amor desinteresado, un amor que todo lo espera, lo sufre y lo aguanta, porque el hijo, siendo bueno o ingrato, siempre la madre le amará y hasta la misma hora de su muerte.

Sin embargo; en un mundo tan sumergido en el pecado y en tanto desorden moral, se escuchan las noticias de madres que abandonan a sus hijos, los rechazan y también los olvidan por el resto de sus vidas.

A estos hijos, les cuesta mucho ser gente de bien en este mundo, poder llegar a sentir cierta autoestima por sí mismos, y se les hace muy complicado amar a sus semejantes y tener una vida normal.

Sin embargo; el inmensurable amor de Dios y el poder divino del Evangelio de Cristo aún puede tocar a estas vidas desbastadas por no haber tenido una madre y es tan poderoso y precioso el amor de Dios que puede transformar el corazón de alguien que no haya tenido el hermoso privilegio de tenerla.

Nunca la madre está sola en sus pensamientos,

siempre piensa doble...

en sus hijos,

y en ella.

Personalmente quiero dar gracias a Dios porque tengo a mi madre, y aún más, agradecido a Dios porque está llena de vida y de energía; no obstante no apruebo la comparación del amor de Dios y el amor de una madre. Nunca una madre sería capaz de entregar la vida de su propio hijo para salvar la vida de un hombre malo, pecador e impío.

 

El amor de madre es terrenal. Pertenece al mundo de las cosas finitas, y está en el orden de las cosas pasajeras de esta vida temporal. No niego que es bello, que es único y que es muy loable; pero le invito a seguir leyendo estos apuntes para reflexionar.

El amor de Dios es infinito, incomparable e incomprensible. Pertenece al orden de los conceptos eternos y divinos. No se puede comparar. Pertenece a las ideas de lo insondable, de lo incalculable, de lo indescriptible, y no encontramos palabras para describir su inmensidad.

Son los conceptos de un amor infinito, de un amor totalmente incondicional, de tal manera que no podemos comprender ni describir con palabras. (Juan 3:16).

Nos referimos al Dios de lo absoluto, el Dios omnisciente, omnipresente, y omnipotente. Estos son los conceptos que manejamos de nuestro Padre Celestial y que son incomparables con este mundo de las cosas del orden terrenal.

Este precioso himno que he decidido publicar una vez más, toca las fibras de mi corazón siempre. 

Está interpretado por unos jóvenes de Colombia que lo cantan de una manera muy especial y con gran devoción.

El compositor vuelve a fallar, y retoma las descripciones finitas para describir al amor infinito de Dios que no se puede comparar, ni con el mar, ni con el cielo, ni con hojas, o el pincel. Este himno es bello y lo he de volver a entonar.

Nuestra más sincera

felicitación por el

Día de las madres,

a cada mamá que visita este

Portal Cristiano.

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